Ilusión. Itziar Aldaburu arranca su segunda temporada a los mandos del Ereintza Aguaplast, equipo en el que «me siento realmente a gusto porque el ambiente en el vestuario es imposible de mejorar»
Fuente: Diario Vasco
Encontrar un sitio en el que se está cómodo a veces es complicado, pero una vez se llega a ese lugar, una persona ya ha conseguido algo muy importante en su vida. Pueden preguntárselo a Itziar Aldaburu, entrenadora del Ereintza Aguaplast. La zarauztarra ha encontrado en el club errenteriarra un lugar en el «que estoy muy a gusto, especialmente con los jugadores, con los que tengo una grandísima relación».
Se apreció en la entrevista, tras la que Aldaburu saludaba a sus chicos mientras comentaban cosas de sus vidas, como si se tratase de una cuadrilla. Y es que eso es el Ereintza Aguaplast, un grupo de amigos que juega en la tercera categoría del balonmano. Un hito que «a veces no sé ni cómo lo conseguimos».
El pasado fin de semana arrancó la campaña con un empate ante el Loyola. Este sábado, a las 19.30 horas, disputarán su primer choque en el polideportivo de Galtzaraborda ante el Anaitasuna. Un encuentro para el que «llegamos bien a pesar de haber comenzado la liga un poco verdes», asegura la entrenadora. Como subraya, «tenemos cuatro primeras líneas nuevas, tenemos incorporaciones y hasta que no entiendan cómo funcionamos habrá desajustes que no nos permitan jugar como realmente queremos».
«Cuando llegué siempre mirábamos hacia el descenso, pero creo que es el momento de mirar hacia arriba»«Estoy agradecida porque no es muy común que un equipo de esta categoría opte por fichar a una mujer joven»
En este sentido, Aldaburu cree que la pretemporada ha sido «muy corta, ya que hemos empezado la liga una semana antes y eso siempre dificulta un poco más las cosas». Sin embargo, todo eso que merma el rendimiento del equipo se suple con el ambiente que se vive dentro de ese vestuario. «Si no nos llevamos bien es imposible sacar adelante las cosas», aclara. Además, como destaca sonriente, «cuando tú ves al equipo, no tienes muy claro si vamos a jugar a hockey, a voleibol o al parchís, pero tenemos una chispa y una alegría que es imposible de encontrar en otro lugar». A pesar de ello, «es un equipo que se sabe exigir, pero lo hace con cabeza, sin gritos, sin malos rollos, y eso para mí es fundamental», recalca.
En cuanto a la calidad individual, Aldaburu es consciente de que «hay equipos que tienen individualidades que son infinitamente mejores que las nuestras. Nosotros no tenemos un jugador a quien se la podamos dar para que se la juegue, tenemos que buscar combinaciones para poder hacer daño».
Por ello, «lo fundamental es que ellos se conozcan entre sí, para saber dónde están las debilidades y fortalezas de cada uno, y por lo que he visto, creo que encontraremos una mejor versión esta temporada».
«Miramos hacía arriba»
El objetivo será «estar entre los seis o cinco primeros», asegura convencida. Para ello, los partidos lejos de Errenteria serán fundamentales. «El pasado año quedamos octavos sumando muy poco fuera de Galtzaraborda, por lo que si afinamos por ahí creo que seremos capaces de optar a ese objetivo».
En esta línea, Aldaburu destaca que las metas han cambiado. «Cuando llegué siempre mirábamos hacia el descenso, pero creo que es el momento de mirar hacia arriba». Por ello, «antes de arrancar la temporada, en la reunión con la directiva establecimos como objetivo esa quinta plaza, para la cual vamos a trabajar muchísimo».
En este aspecto, y atendiendo a esa calidad individual, que en ningún caso puede compararse con la de otros equipos, la receta es clara. «Lo que tenemos que hacer es jugar en equipo, tanto en defensa como en ataque, y de ese modo estoy segura de que los resultados llegarán».
«No sé por qué empecé»
En cuanto a su pasión por el balonmano, y en concreto por querer ser entrenadora, Aldaburu asegura que «no sé de dónde viene». Y es que como recuerda, «nunca me gustó el balonmano, pero tuve un entrenador que me enganchó a este deporte, y desde entonces es una pasión». A pesar de ello, «en mi época de juveniles tuve varias lesiones, y no me preguntes por qué, cogí un equipo infantil con una amiga, y ahí me di cuenta de que entrenar me gustaba más que jugar».
Desde entonces, «he ido adquiriendo todos los títulos, y ahora aquí estoy, en el Ereintza». Una organización a la que «estoy realmente agradecida porque no es muy común ver que un equipo de esta categoría opta por fichar a una mujer joven para el puesto».
En este aspecto, «mi idea siempre había sido entrenar en Zarautz, pero ahí se oían cosas sobre mi manera de entrenar. Se decía que no se iba a poder ganar nada». No obstante, parece evidente que están equivocados, pues Aldaburu ha encontrado en el Ereintza un grupo fantástico con el que crecer. Sin embargo, ella también hace crecer a los chavales. «Soy exigente, pero no falto al respeto, y creo que eso los jugadores me lo agradecen, ellos mismos me han dicho que no somos los mejores del mundo, pero que si ganamos los partidos es en parte gracias a mí», destaca satisfecha.
Y es que más que un vestuario es un grupo de amigos con el que «venimos a entrenar, pero también a despejar la mente y a dejar lo malo atrás».

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